Una vez más
los resultados de la PSU revelan que la educación municipal enfrenta una crisis
compleja, que mantiene una diferencia relevante respecto a los colegios
particulares y subvencionados. Incluso, este es uno de los argumentos que
movilizó a miles de estudiantes en Chile, que se organizaron para tratar de
generar un cambio estructural en la enseñanza pública, y fueron protagonistas
de tomas de establecimientos, huelgas y protestas para llamar la atención de
las autoridades y alcanzar una educación de calidad.
En los últimos
años, la tendencia negativa que reflejan los municipios es preocupante frente a
la intensa competencia que surge con los colegios particulares y
subvencionados, a tal punto que muchas comunas no pueden sostener la
administración de algunos recintos escolares y deben cerrarlos por su baja
matrícula.
Pareciera ser
que este es el único camino, pero antes de llegar a definir una drástica
decisión, que parece tan inevitable como polémica, hay comunidades
estudiantiles que se esfuerzan para mejorar los niveles de enseñanza de su
establecimiento y así adoptan medidas que apuntan a levantar los resultados de
la educación pública.
“Nuestro
desafío es hacer mejor las cosas, incluso lo que creemos haber hecho bien, lo
podemos mejorar, pero tenemos que estar conscientes de aquello para atraer
nuevos alumnos”, señala Myriam Carvajal, la directora de la emblemática escuela
Aníbal Pinto de Coquimbo, donde implementaron un sistema de talleres para
reforzar el liderazgo y las competencias educativas en las salas de clases.
La excelencia
en la adversidad
Este proceso
de perfeccionamiento se implementó durante el año 2011 en el àrea de
matemáticas de la escuela porteña y lo ejecuta un equipo de profesionales del
Centro Regional de Estudios y Desarrollo de la Educación de la Universidad de
La Serena (CREDEULS) y sus resultados, motivaron a la dirección del
establecimiento escolar para ampliar el taller al resto del equipo docente.
“Los
profesionales de la educación estamos expuestos al cansancio emocional, a un
desgaste psicosocial, y más aún en colegios vulnerables donde hay mayores
necesidades que atender, porque los niños requieren mucho más nuestro
compromiso y nuestro soporte”, afirma María Lourdes Campos, la profesional que dirige estos talleres de
liderazgo en tres establecimientos educacionales.
“Trabajamos
con la diversidad, con la vulnerabilidad social, pero no queremos que esto nos
impida convertirnos en una escuela de excelencia y creemos que podemos hacerlo.
Al trabajar con alumnos de alto rendimiento y sin mayores problemas es fácil
ser de excelencia, pero a pesar de la adversidad que enfrentamos, nos estamos
preparando porque queremos alcanzar esta meta y que sea reconocida por el
Ministerio de Educación”, sostiene Myriam Carvajal, la directora de la escuela
Aníbal Pinto que busca mejorar los resultados en la prueba Simce.
El proyecto
apunta a potenciar el tra-bajo en equipo y los docentes recibieron una dosis de
moti-vación a través de una serie de herra-mientas prácticas e interactivas para
le-vantar su auto-estima y estimular el ejercicio de su profesión. “Las personas
hacen las organizaciones y sin desarrollo de las personas, no hay desarrollo de la institución” afirma María Lourdes
Campos, después de la jornada de capacitación que terminó entre afectuosos
abrazos y algunos con la emoción reflejada en sus ojos.
“Nos faltan
estas instancias para regalonearnos, porque siempre estamos tan pendientes de
nuestros niños, que falta compartir entre nuestros pares, con el equipo técnico
y directivos en otro sentido; espiritualmente quedamos reconfortadas y este
curso nos quita el stress tan grande que tenemos después de todo un año”,
señala al cierre del curso, Ellen Rivera, profesora de educación musical con 30
años de servicio del establecimiento de Coquimbo, que estaba muy contenta al
poder compartir también con las nuevas generaciones de docentes.
Durante el
desarrollo de los talleres se trabajan diversos factores psicológicos, y
emocionales, son instancias de autocuidado para aumentar el poder de acción de
cada profesional con sus alumnos, como señala María Lourdes Campos, “si estamos
cansados, no colaboramos, no ayudamos y por eso queremos reforzar su labor
desde aspectos positivos como el optimismo, la confianza, el compromiso y la
pasión por lo que hacemos; que asuman su responsabilidad en los logros y
fortalecerlos como equipo ayuda mucho porque todos ganan”.